Capítulo 4

-¿Cuánto le falta al metro?
-Dos paradas -me responde Aina.
-¿Aún? Qué pereza...
Acton Town. Ealing Common. Ealing Broadway... por fin. Caminamos por las calles desiertas hasta llegar al hotel. El ascensor tarda mucho; por las escaleras. Entramos en nuestra habitación, nos ponemos nuestros pijamas y volvemos a bajar, esta vez al segundo piso. Habitación 203, la de Juanjo. Hoy es su cumpleaños, con que todos los del viaje nos vamos a reunir aquí para celebrarlo. Dos golpecitos en la puerta son suficientes para que nos abran.
-Hola, chicos -saludamos nosotras.
Nos sentamos en el suelo a la espera de que llegue más gente. Pocos minutos después llegan Patri y Nico, junto con sus compañeros de cuarto. Sigue llegando gente, más gente, más. La que se va a armar.
Reímos, charlamos, nos lanzamos zapatillas... hasta que llaman a la puerta. ¿Quién será?, creo que no falta nadie. Nadie excepto…
-Todos a sus habitaciones. ¡YA! -nos grita la profesora.
-Pero… -Juanjo intenta justificarse.
-Uno de los huéspedes se ha quejado de que no le dejáis dormir, ha pedido la hoja de reclamaciones del hotel. ¡Todo el mundo a la cama!
Suspiramos. Qué remedio. Subimos por las escaleras, otra vez. Habitación 318, estoy justo encima de mis primos. Meto la mano por el bolsillo de mi slam en busca de la tarjeta que abre nuestra puerta.
-Te he echado de menos. -murmuro abriendo mis brazos en dirección a la cama.
-María, se te ha debido caer esto mientras buscabas la llave. -exclama Medina detrás de mí.
-Oh, gracias. -me extiende un papel  que recoge del suelo, lo despliego y veo…
-¿Qué es? -pregunta Aina.
-No, nada. -me sumerjo por entre las sabanas del colchón y saco mi Samsung, introduzco mi contraseña y añado un nuevo contacto a mí lista; el mismo contacto al que decido enviarle un mensaje por whatsapp tal y como me pidió, el mismo al que he conocido hoy en un Starbucks y gracias a un café descafeinado.
-Hola.
-Hola, ¿qué tal?- al cabo de un segundo me responde.
-Qué rapidez. Bien, ¿y tú?
-Es que ya estaba esperando tu mensaje. Bien, me alegro.- emoticono sonriente.
-Oh, que mono. Y yo por ti, muchas gracias.- emoticono sonrojado.
-Bueno... ¿y qué haces?- antes de contestar, me dispongo a ver su foto de perfil.
-¿Eres directioner?
-Sí... soy un directioner boy, ¿y tú?
-Me gustan algunas canciones, pero no me considero.- 'mentira, soy directioner y amo a esos cinco idiotas' pienso.
-Bueno, ¡deberías serlo! Estos chicos son estupendos.
-Ey, no te enfades ahora por eso.- emoticono entristecido.
-No me podría enfadar contigo.
-¡Aún estás con el móvil!- grita Patri destapándome y haciendo que Medina y Aina se despierten.
-¿Y a ti que más te da?- vuelvo a taparme.
-¡A dormir todas ya, joder!- dice Aina.
Me vuelvo debajo de las mantas y entro de nuevo al whatsapp.
-¿Tu mami ya te ha mandado a dormir?- emoticono guiñando el ojo y con la lengua afuera.
-Algo parecido. Bueno, me voy a dormir ya.
-Espera, ¿cuándo nos volveremos a ver?
-No sé, supongo que iremos ha hacer un taller de teatro y después a un parque cerca de Westminster.
-Creo que sé cual dices, intentaré pasar a ver si te veo.
-Me parece bien, buenas noches, que duermas bien.- emoticono lanzando un besito. Apago el móvil, lo dejo en el suelo y me meto en la cama e intento dormir, pero es algo imposible. Kevin no sale de mi cabeza.

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